No quiero que desperdicies un solo segundo de nuestros últimos días, al menos en un temporada, en derramar una sola lágrima. En vez de llorar, encuéntrame. Cambia los sollozos por besos. Cuando empieces a estar triste, desnúdate.
No quiero perder un segundo contigo en lamentos. Lloraré todo lo necesario en cuanto ese tren empiece a alejarte.
Pero contigo, no quiero ni una lágrima. Ni un segundo gastado en tristeza, derramado en la angustia, ni un pensamiento doloroso. Cada momento que estemos juntos, simplemente, estaremos juntos. Nada más.
Eso es lo que quiero.
Cuando la distancia se entromete...
ResponderEliminarSe me han puesto los pelos de puntitas (: